sábado, 12 de abril de 2008


Le gustaba cuando la ciudad se cerraba sobre ella para acogerla; muros de hormigón y de acero doblándose sobre su pequeño cuerpo. Se perdía en aquella ciudad; era feliz recorriendo sus calles. Le gustaba que lloviese, y que miles de diminutas gotitas pasasen rozándole la cara. Entonces pensaba en el color gris, en los gatos de angora y en David Bowie, en un enorme cartel publicitario, con su expresión impasible, emotiva de alguna manera, de esas que lo dicen todo en un silencio. Porque Gabi quería tener su vida llena de silencios como esos, silencios que lo abarcan todo.

Había momentos en los que la ciudad se cernía sobre ella, dibujando palabras que eran alas de gaviota metálica, palabras de luz y de silencio, que se grababan en la ventana de su alma como fotogramas de una película inconclusa; se iba el pensamiento, suavemente, paseando entre bares, kioscos y tumbas; cascos de buques roídos de asfalto y edificios que fueron poetas secretos.

En ocasiones, era el peso del hacedor, del que posee el futuro, ese vasto patrimonio de la nada, el que acudía a borbotones a su corazón insatisfecho, en busca del silencio, la sonrisa cómplice o la duda humana; del vacío que queda donde ya no hay mar ni tierra, en los arrabales de la nada, donde todos esperan no haberse encontrado al futuro, amontonado entre los trastos de alguna cacharrería, hace muchos, muchos años.

Apostada junto a la ventana, Gabi seguía mirando aquella ciudad, celosa guardián de sus silencios, de su siento y de su soy; acurrucaba el cuerpo en el alféizar, y, arrancándose la piel del caminante, era allí, tan sólo una figura desnuda de granito, acariciada por la luz cálida y triste del sol de la tarde.

5 comentarios:

Nuevo Ícaro dijo...

Muy bueno, me ha gustado bastante la verdad, menuda sorpresa, me alegro de que hayas actualizado el blog, vendre más a menudo.

Vivianne dijo...

Es triste pero llevadero, es la vida misma que nos entrega encrucijadas en el diario vivir,muchas veces la soledad es compañera de vida..

E. dijo...

Me gusta mucho. Y yo no creo que el recital de poesía saliera tan mal...Quizás debería durar menos tiempo porque al final la gente estaba un poco dispersa...
Tenéis que plantearos el incluír el teatro en el grupo. Tanto escrito como representarlo.:)

Lilith dijo...

La soledad es un pequeño placer que nos permite saborear nuestra propia esencia. Hay gente que teme a la soledad. Creo que la soledad hay que disfrutarla como un pedacito de vida que nos damos a nosotros mismo para ser cómo somos, sin mentiras ni apariencias sociales. Hay que perder el miedo a la soledad siempre que ésta sea voluntaria (no es lo mismo estar sóla porque me apetece que estar sola porque no tengo a nadie).

Anónimo dijo...

Webmaster, este blog no se actualiza!

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