domingo, 30 de septiembre de 2007

"Ich bin ein Berliner" -YO SOY UN BERLINÉS-



-I follow the Moskva/Down to Gorky Park/Listening to the wind of change/An August summer night/Soldiers passing by/Listening to the wind of change/The world is closing in/Did you ever think/That we could be so close, like brothers/The future's in the air/I can feel it everywhere/Blowing with the wind of change-
(Voy siguiendo el Moskva/hasta Gorky Park/escuchando los vientos de cambio/una noche de verano, en agosto/soldados pasando/escuchando los vientos de cambio/el mundo se acerca/podrías haberte imaginado/que pudieramos llegar a estar tan cercanos, como hermanos/El futuro esta en el aire/lo siento por todas partes/soplando con los vientos de cambio)




Sin duda las imágenes mas emocionantes que jamás haya podido ver frente a una televisión, fueron las de la caída del Muro de Berlín, en 1989. Yo tenía 13 años, y no me podía apartar del televisor, ni dejar de buscar constantemente las últimas noticias. Recuerdo con una vividez extraordinaria las sensaciones que me iban provocando; confusión, euforia, un deseo de estar presente en aquel lugar, y al tiempo, una indescriptible sensación de estarlo, de estar allí viviendo aquello en primera persona, de ser yo uno de los Berlineses que arrancaban piedras y se encaramaban al muro; nunca antes había sonado con más sentido la histórica frase que Kennedy pronunció, en alemán, en 1963, tras la construcción del Muro: "Yo soy un Berlinés".

Se podría decir que las imágenes que marcaron a la generación de los años sesenta, fueron los primeros pasos de Neil Armstrong en la luna, mientras que las que dejaron una huella indeleble en la nuestra fueron precisamente estas. Se trata de un acontecimiento de una indescriptible trascendencia histórica; el corazón roto de Europa, las heridas abiertas de dos Guerras mundiales, se cerraban definitivamente, y el antiguo sueño que permaneció en la conciencia del continente durante dos mil años, parecía al fin posible: el sueño de una Europa unida.

Es posible que peque de excesivamente sentimentalista en esta cuestión, pero es un tema que me conmueve profundamente, me apasiona pensar en la historia de la castigada Europa, que consiguió alcanzar este punto tras padecer un acontecimiento que sigue resultando tan desconcertante en sus matices como es la segunda Guerra Mundial: no deja de ser llamativo que, para la conciencia Europea actual, mentar al nazismo equivale poco menos que a mentar al demonio, y los detalles más inquietantes que la historia nos ha ido revelando (crueles experimentaciones médicas, fijación por el ocultismo y el esoterismo, prácticas

inhumanas), no hacen más que acrecentar esa perturbadora imagen que ha ido cobrando forma en el imaginario colectivo. Las consecuencias, un país, y una ciudad divididos. Y no cualquier país ni cualquier ciudad; el corazón económico y la cuna cultural de Europa. Y el capítulo final, la reconciliación y la construcción de un sueño en el que fracasaron conquistadores, políticos y estadistas a lo largo de los siglos, un sueño tan viejo como la propia Europa: la Unión Europea.
No puedo evitar seguir leyendo historia, o viendo películas y novelas sobre el tema; una de mis favoritas entre las más recientes, es Good bye, Lenin!, una historia preciosa, contada con un maravilloso sentido del humor. Sigue siendo también fascinante leer acerca de como se desarrollaron los acontecimientos; el miembro del Politburó del SED Günter Schabowski hizo unas declaraciones en rueda de prensa, sobre un proyecto de ley que levantaría las restricciones a los viajes fuera del país. La noticia era una bomba. A la pregunta de un periodista: "¿Cuándo entrará en vigor? Schabowski, hojeando sus notas contestó: "En cuanto lo diga — inmediatamente". Los periodistas no daban crédito a lo que oían. La respuesta fué un error de Schabowski, que se lió con los papeles al intentar salir al paso de la pregunta. Probablemente la situación le sobrepasaba a él, tanto, o más que al resto. Se instauró la confusión: cientos de personas se agolparon alrededor de los pasos fronterizos, exigiendo cruzar al otro lado. No había órdenes expresas en ningún sentido; los soldados ignoraban que debían hacer, y la maquinaria del estado se había quedado atónita. Llegó un punto en el cual, o bien se habrían los pasos, o se reprimía a la multitud. Los acontecimientos sencillamente se precipitaron, sin que nadie pudiera, o quisiera, hacer algo por detenerlos.

El muro cayó en un estallido de incontenible euforia, de rabia, de desesperación y dolor, como el repentino despertar de una pesadilla. Desconocidos de ambos lados se abrazaban entre ellos. El virtuoso del violoncello Mstislav Rostropovitch, que había tenido que exiliarse al Oeste, fue al pie del muro a animar a los que lo demolían. La fotografía de esta anécdota se volvería célebre.

Y aquel día, Europa despertó. Jamás había sonado tan bien la novena de Beethoven.

El tema que acabo de colocar, "Wind of Change" de Scorpions, me trae todos estos pensamientos cuando suena. Es un tema que, por más que escuche, jamás me cansa; me estremece desde la primera nota, y tiene la virtud de trasladarme a una época imborrable: el final de los años 80, y a aquel día en que presenciamos un acontecimiento que cambiaría la historia para siempre.



Link a una divertida anécdota acerca de la frase "Yo soy un Berlinés", pronunciada en el famoso discurso de Kennedy en Berlín, 1963, tras la construcción de l muro: http://es.wikiquote.org/wiki/John_Fitzgerald_Kennedy



"Esta expresión contiene un error gramatical debido a la traduccion literal que hizo Kennedy del inglés al alemán. En alemán los gentilicios nunca van precedidos de articulo, mientras que en inglés sí pueden ir. Cuando Kennedy dijo su famosa frase en el discurso ante el ayuntamiento de Schöneberg (Berlin), efectivamente quiso decir "yo soy berlinés", pero dijo soy "un" berlinés. Al poner el articulo indeterminado, se entiende que es un sustantivo, que en este caso se corresponde a una berlina, dulce muy parecido a los donuts americanos, relleno normalmente de mermelada de ciruelas y típico de Berlín. Al decir Kennedy esto en Alemania, los alemanes entendieron, "yo soy un donut". Hoy en dia en las tiendas para turistas de Berlín se pueden encontrar cantidad de articulos que recuerdan esta anécdota."

3 comentarios:

M. dijo...

Es un acontecimiento emocionante :) Yo no recuerdo verlo en directo, era demasiado enana. Igual que tantas otras cosas que me he perdido (nací en un año equivocado xD)

Me gustan tus post históricos :)

M. dijo...

Aveeeeeer, que no damos señales de vida!! *presión presión* jeje ;)

tejedora dijo...

Te escribo en referencia a un comentario tuyo que acabo de leer (6 meses después)sobre la posibilidad de adquirir un telar. Quizás ya no te interese el tema pero crei que ya que te había interesado el tema te gustaría conocer nuestro blog
http://tejedorassayaguesas.blogspot.com
Te podemos informar de donde encontrar telares nuevos, pero antiguos es más dificil,la mayoría han sido quemados porque no se usaban. tal vez en Portugal sea posible encontrar alguno.
Espero que esto te sirva de algo.

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